Etapa 9. A Brea – Santiago
Bienaventurado eres, peregrino, si en el camino te encuentras contigo mismo y te regalas un tiempo sin prisas para no descuidar la imagen de tu corazón.
Son las 7 de la mañana, me despierto y oigo como está lloviendo. Estamos en el piso de arriba y el ruido que hace el agua al caer en el tejado se filtra hasta nuestra habitación. Parece que los del tiempo no se han equivocado, y por el ruido que hace la lluvia es considerable.
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